Acabo de llegar a mi trabajo y, antes de entrar a mi oficina, alguien conocido de viejas andanzas me grita en la calle: "¡Feliz día!" Solamente atiné a saludar con una sonrisa simulando saber de qué se trata la fecha, pero apenas entro a la redacción, le pregunto a una compañera qué se celebra hoy en el calendario. "Es el Día Internacional del Gato", me dice ella. Inmediatamente estallo en una carcajada de reacción tardía y me siento a escribir esta columna para los queridos lectores de "Santa Cruz nuestro lugar".
Hoy, 8 de agosto, conmemoramos el Día Internacional del Gato, una fecha que nos invita a celebrar a nuestros amigos felinos sin matices ni dudas. En medio de debates sobre preferencias entre el frío y el calor, lo dulce y lo salado, y también entre perros y gatos, los mininos se roban el protagonismo.
En 2002, el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) estableció esta jornada para honrar a los gatos. ¿Por qué eligieron precisamente este día? La razón es biológica: en el hemisferio norte, los gatos están más propensos a estar en celo en esta época. Así que, además de sus travesuras y ronroneos, hoy también celebramos su naturaleza reproductiva.
Además del 8 de agosto, existen otras dos fechas en el año para homenajear a nuestros amigos felinos. La primera es el 20 de febrero, en honor a Socks, el gato mascota de la familia Clinton en Estados Unidos. Adoptado por la hija del presidente en 1991, Socks se ganó el cariño de todos los estadounidenses. Sin embargo, años después, fue diagnosticado con cáncer, y el 20 de febrero de 2009, los Clinton tomaron la difícil decisión de dormirlo. Las redes sociales se unieron para declarar esa fecha como el Día Internacional del Gato en su honor.
Después del 8 de agosto, la tercera fecha en homenaje a los gatos es el 29 de octubre. Esta celebración se debe a Collen Paige, una mujer norteamericana experta en el estilo de vida de las mascotas. Paige instauró este día para crear conciencia sobre los problemas que enfrentan los felinos, especialmente aquellos que viven en las calles. Su objetivo es que más personas se involucren en el cuidado y la adopción de gatos callejeros.
Pero hablando de "callejeros", es preciso abordar los usos que en el argot argentino tiene la palabra "gato".
A lo largo del tiempo, esta palabra ha adquirido diversas connotaciones.
En sus inicios, "gato" estaba relacionado con el verbo "gatillar", que significaba "pagar lo necesario para invitar a las vedettes porteñas". Así, un "gato" era alguien que gastaba dinero en compañía femenina. Posteriormente, el término se aplicó a mujeres que aceptaban las invitaciones de hombres (llamados "gatos"). En este contexto, "gato" se refería a una mujer que salía con varios hombres.
Otra interpretación es que un "gato" es alguien que sirve a otros, incluso naciendo en el ámbito carcelario. En este sentido, se podría aplicar a políticos (como Macri o Milei o... En fin) que actúan en beneficio de intereses ajenos.
En la canción "Un gato en la ciudad" de Zas, la otrora banda de Miguel Mateos utiliza la metáfora del "gato" para describir a alguien que se mueve con astucia y vive en la ciudad. Así como el gato se adapta a su entorno, el protagonista de la canción también se desenvuelve con habilidad en la noche. La canción sugiere una mezcla de misterio y libertad, características que comparten tanto el felino como el "yo lírico" de la emblemática pieza musical.
Pero más allá de este análisis, nuestros queridos lectores, en esta fecha tan especial, deben dejar de "hacerse los gatos" y celebrar a sus mascotas felinas independientes e imponentes. Aunque a veces se crean nuestros dueños.
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