La historia de las bebidas que consumimos a diario está llena de curiosidades y datos sorprendentes. ¿Sabías que la Seven UP, esa refrescante gaseosa de limón, comenzó su vida como un antidepresivo?
Sí, así como lo leés. En 1929, se lanzó al mercado bajo el nombre de Bib-Label Lithiated Lemon-Lime Soda. Un nombrecito fácil de recordar, ¿no? Esta bebida contenía citrato de litio, una sal que se encuentra en la naturaleza y que se utiliza para tratar trastornos como la depresión, la bipolaridad y la manía. La Seven UP, en sus inicios, estaba cargada de esta sustancia.
Con el tiempo, la gaseosa pasó por varios nombres: Heaven Up, Lidgeter, Lemon Soda, hasta llegar al conocido Seven UP. ¿Y por qué ese nombre? Hay varias teorías, pero la más popular dice que "Seven" se refiere a los siete ingredientes originales de la receta, y "Up" porque el litio te levantaba el ánimo. En 1948, el litio fue prohibido en Estados Unidos y la receta cambió, pero el nombre quedó.
Pasemos a otra historia fascinante: la de la Fanta. Contrario a lo que muchos piensan, esta bebida no se inventó en Estados Unidos, sino en Alemania. En 1930, Coca-Cola abrió una planta en Alemania para fabricar su famosa bebida. Sin embargo, cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial en 1941, dejaron de exportar el jarabe necesario para producir Coca-Cola. Max Keith, el jefe de Coca-Cola en Alemania, decidió crear una nueva bebida con los ingredientes disponibles: suero lácteo y pulpa de frutas. Así nació la Fanta, que al principio no era de color naranja. El nombre "Fanta" proviene de la palabra alemana "Fantasie" (fantasía) o de "fantastisch" (fantástico), según diferentes versiones.
Y ahora, una anécdota increíble sobre Pepsi. A finales de los años cincuenta, en un intento por aliviar las tensiones de la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética organizaron intercambios culturales. En una feria en Moscú, Pepsi logró que Nikita Khrushchev, el líder soviético, posara con un vaso de Pepsi en la mano, gracias a la intervención del presidente Nixon. Esta foto fue un gran golpe publicitario para Pepsi. Pero la historia no termina ahí. En los años ochenta, Pepsi hizo un acuerdo con la Unión Soviética para intercambiar su bebida por una flota de barcos de guerra, convirtiéndose temporalmente en una de las mayores potencias navales del mundo.
Y ni hablar del la infinidad de bebidas cola de segunda y tercera marca que permanentemente surgen en Argentina. Así que -querido lector de "Santa Cruz nuestro lugar" que consumís jarabe, colorante, fructuosa y gas- siempre será saludable que pienses mejor qué veneno llevarás a tu mesa en la próxima reunión familiar.
Por @_fernandocabrera
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