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  • Foto del escritorSanta Cruz Nuestro Lugar

SE ALQUILA: Cuando estar de los dos lados del mostrador ya no alcanza

Los años de elecciones dan para todo; de estar de los dos lados del mostrador a querer ser también el mostrador. Literal. Tiempos en el que todo parece valer, pocos ganan y la que pierde siempre es la credibilidad.

La genuflexión es el gesto por el cual los fieles cristianos adoraban a Jesús, más adelante en la antigüedad era la acción de reverencia hacia el poder, hoy en criollo la significación es “ponerse de rodillas”.


Tiempos en que las internas y panquequeadas se sirven al plato, en caliente y sin demasiado sazón, con la persignación al alcance de la mano para que la amnesia haga su efecto y no deje en offside a quienes van y vienen de bando en bando, danzando al compás de la conveniencia propia y sin demasiada vergüenza.


Son momentos difíciles para la macroeconomía en general y para la doméstica ni hablar el mango no alcanza, el billete de $1.000 de hoy es mirándolo con amor el de $100 de otra época, la caja del supermercado no tiene piedad y la remarcación de precios trabaja a todo vapor surcando los mares de la inflación mes a mes.


Nada que quien esté leyendo y no tenga millones en su cuenta bancaria desconozca ni padezca en carne propia. Frente a esta realidad tan difícil, el salario es un escudo de madera que día a día sucumbe ante los embates del mercado y la incapacidad por no decir quizás complicidad de una parte del Estado.


Es que estar de los dos lados del mostrador produce justamente esto, el discurso de la mañana envejece mal a la tarde y la defensa del salario del otro sabe a poco cuando el ataque es la cuenta bancaria propia de la empresa.


Todo suena a verso cuando la CBT (Canasta Básica Total) ronda en estos lares los $170.000, la inflación anual el 100% y el Índice de Precios al Consumidor no da respiro mes a mes, la palabra queda chica al número y el discurso corto cuando la pobreza en la familia trabajadora es una realidad del día a día.


Nunca un lado y el otro del mostrador, se parecieron tanto al mostrador…

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