Los colores, las caras y apellidos usurparon los espacios públicos de uso común, de postes a rotondas el carnaval de la política no entiende de regulaciones, jingles que suenan y melodías que se funden en el bullicio del casco céntrico plagado de ofertas políticas. “¿Te puedo dejar la boleta de fulano, mengano o sultano?” Es el saludo más escuchado a horas de la cita con las urnas de este domingo y el futuro que se viene para la ciudad capital. Una mirada de acá en pocas palabras en las que puede sentirse más o menos identificado.
Se va cerrando la campaña electoral sin mayores sobresaltos ni novedades en el condado, la autoproclamada nueva política siguió al pie de la letra las prácticas de la vieja política, así como una receta de cocina, un protocolo de actuación o un libreto teatral.
No faltó prácticamente candidatura sin cartel a todo trapo, incluso los reciclados de campañas anteriores con unos cuantos años encima y la imagen rejuvenecida que es envidia del mejor filtro “estilizador” de Instagram. Si sobraron que se note parece ser el lema, la clásica colocación de un bastidor por poste “evolucionó” a por más de una decena apilados en estructuras de madera. ¿La ordenanza que regula la propaganda política? Bien, gracias. ¿La municipalidad controlando? También. Pero si hasta en el centro de una pequeña rotonda se vio un carro de unos cuantos metros.
Algún que otro paredón con oferta proselitista de vieja data se mimetiza con alguna de agosto trece, colores y apellidos que se repiten por un cargo acá u otro más allá. Recorridas por barrios, el pie a pie y puerta por puerta que marca el despliegue de los espacios más consolidados “territorialmente” sin ser hashtag, los que tienen más presencia en las redes sociales y muestran también el despliegue a “billetazo” limpio con publicidad.
Canciones de moda destrozadas en jingles con rimas a la fuerza, frases de dudoso sentido y la melodía pegadiza que no pega con su entorno lirico.
La autovía que nada tiene que envidiarle a un circuito de Fórmula 1 en cuanto a cantidad de carteles al ras del suelo, y sí, de accidentes viales lamentablemente también. El tanque de agua hay días que carga más y otros que carga menos, pero el buzón cerca del portón es una cosa de locos: rebasa de coloridos folletos y boletas y no hay “Paraaa” que alcance.
El panorama de propuestas a futuro es amplio, rico y lleno de buenas intenciones, el hoy en campaña a solo 72 horas de las elecciones por otro lado es más plano, complejo y difícil. Coincidir con lo dicho es otra cosa, no por falta de intención sino por una cuestión de percepción, no a todos nos parece bien o mal, molesta o alegra lo mismo, mire sino la maravillosa obra del Macá Tobiano del artista local Matías Molina criticada absurdamente por “gente del arte” y acá a no dejar pasar por alto la defensa de nuestra gente para con lo que sintió un ataque injustificado e injusto al trabajo, esfuerzo y también la oportunidad de uno de los nuestros.
Quien se hará con el sillón del Palacio Municipal y quienes con las siete bancas del Honorable Concejo Deliberante es un misterio que en horas de la noche del domingo se develará con la voluntad del electorado inclinando una vez más la balanza y torciendo su propia historia, ahora bien, lo que debe ser certeza es que así como el compromiso del electo gobernador Claudio Vidal de no volver a las urnas con “Ley de Lemas” por ley provincial; en Río Gallegos debe haberlo de no volver con la usurpación del espacio público de cartelería política por ordenanza municipal.
Que el lunes el condado vuelva a lucir como la Ciudad Cordial que es.
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