Las celebraciones de fin de año traen consigo tradiciones que unen a familias: cenas especiales, intercambio de regalos, música y, lamentablemente, el uso generalizado de pirotecnia que en nuestra ciudad aunque está prohibida por Ordenanza Municipal N°8.875 nuevamente fue utilizada por una parte importante de la comunidad.
El artículo 1º de la mencionada norma prohíbe en el ámbito del ejido urbano de Río Gallegos, la tenencia, fabricación, comercialización, transporte, depósito, venta al público mayorista o minorista y uso particular de los siguientes artificios pirotécnicos de uso festivo: petardo, fósforo, batería, bengala, volcán, fuente, mortero, candela, mortero con bomba, bomba, fogueta, torta, caña voladora, giratorio, y demás afines y/o similares. Pese a esto, el pasado 25 de diciembre en diversos barrios de nuestra ciudad capital los estruendos por la utilización de pirotecnia de alto impacto sonoro se hizo sentir, afectando no solo a personas con hipersensibilidad auditiva sino también a mascotas, con gran numero de perros y gatos extraviados.
Impacto en la salud humana
La pirotecnia no está exenta de riesgos para la salud. Cada año, hospitales de todo el mundo reciben casos de quemaduras, amputaciones y lesiones oculares graves causadas por el manejo inadecuado de fuegos artificiales. Los niños y adolescentes son las principales víctimas, muchas veces por el desconocimiento de los peligros o la supervisión insuficiente.
Además de las lesiones físicas, la contaminación sonora afecta a personas con sensibilidad auditiva, como niños pequeños, adultos mayores y quienes padecen trastornos como el espectro autista. Los estruendos pueden provocar crisis nerviosas, insomnio y un aumento significativo en los niveles de estrés.
Perjuicio para los animales
La pirotecnia tiene un impacto devastador en la fauna doméstica y silvestre. Perros, gatos y otros animales suelen experimentar niveles extremos de ansiedad y pánico debido al ruido de las explosiones. En algunos casos, el estrés puede llevarlos a huir de sus hogares, exponiéndolos a accidentes de tráfico o pérdidas definitivas.
Por su parte, las aves y otros animales silvestres también sufren graves consecuencias. Los fuegos artificiales alteran sus patrones de descanso y migración, e incluso pueden provocarles la muerte al intentar escapar de las explosiones.
Daños al medio ambiente
El impacto ambiental de la pirotecnia es innegable. Cada detonación libera sustancias tóxicas como plomo, cobre y otros metales pesados que contaminan el aire, el agua y el suelo. Durante las festividades, los niveles de contaminación atmosférica suelen dispararse, afectando la calidad del aire que respiramos y exacerbando problemas de salud respiratoria. Los restos de pirotecnia, como envolturas y residuos de explosivos, también contribuyen a la acumulación de basura.
El cambio hacia formas más seguras y responsables de celebrar no solo protege nuestra salud individual y colectiva, sino que también muestra un compromiso con el bienestar de todas las formas de vida. Este fin de año, debemos como comunidad repensar este tipo de "tradiciones" y apostar por un futuro más consciente y respetuoso donde la pirotecnia no sea una forma de celebración dando lugar al sufrimiento de otros.
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