“No soy cenicero. No soy basurero”

Es el mensaje que un letrero lleva un árbol del centro de nuestro lugar sobre la Av. Kirchner: “Por favor no me contamines. A cambio, te doy OXIGENO que necesitas para VIVIR. Gracias” concluye el texto. La renovación del casco céntrico también tiene en las y los vecinos comprometidos aliados para cuidar, mantener y disfrutar del espacio público.

Días atrás personal municipal de la Secretaría de Construcción y Ordenamiento Territorial detectó pintadas sobre las obras que se están realizando en el centro de la ciudad e informó que inmediatamente se procederá a reparar el daño realizado. Ese acto de dañar, destruir o degradar intencionalmente la propiedad de otra persona o de la comunidad, es vandalismo y puede manifestarse de muchas formas diferentes: rayar, pintar, romper, quemar, robar o arrancar elementos de propiedad pública o privada.

Como contrapartida a este tipo de comportamientos, el cartel que acompaña al árbol -de los que cada vez tristemente hay menos- da muestra del compromiso de los frentistas por el cuidado de su espacio y la búsqueda de concientizar sobre esto ya que -por si hace falta refrescarlo- los árboles son una parte importante del entorno urbano con beneficios tanto para el medio ambiente como para las personas: de mejora en la calidad del aire, incrementando la biodiversidad urbana, proporcionando sombra y reduciendo la cantidad de calor absorbido por las superficies urbanas y proporcionan un ambiente más agradable con la importancia que tiene el “verde” en las ciudades de la actualidad en general y como la nuestra en particular.

“No soy cenicero. No soy basurero. Por favor no me contamines. A cambio, te doy OXIGENO que necesitas para VIVIR. Gracias”, nos dice un árbol en un escueto pero efectivo mensaje de una vecina o vecino comprometido que es la contracara de lo que muchas veces es noticia en nuestro ámbito como acto de vandalismo. Una actitud para imitar.