La estrategia electoral de Javier Milei ha marcado un hito en la política argentina, demostrando que el alcance digital puede superar la necesidad de giras nacionales. La utilización de plataformas en línea para conectar con el electorado ha sido clave en su éxito, permitiendo una comunicación más personalizada y eficiente.
La era de Snowden nos ha enseñado sobre la extensión de la vigilancia en la sociedad actual. Las herramientas que antes eran exclusivas de agencias gubernamentales ahora están disponibles para empresas privadas, como Cambridge Analytica, que las emplean para influir en las elecciones y formar opiniones públicas. Esta manipulación masiva se hace posible gracias a la capacidad de procesar grandes volúmenes de datos y generar perfiles detallados de los votantes.
Las redes sociales y otras plataformas digitales han transformado la interacción entre políticos y ciudadanos. Ya no es necesario un mensaje uniforme para todo el país; los líderes pueden dirigirse a segmentos específicos con mensajes adaptados. Esto permite una comunicación más directa y personalizada, donde se aborda a cada persona con lo que ya sabe o desea escuchar.
La campaña de Milei ha aprovechado esta nueva realidad. Al enfocarse en el espacio digital, ha podido llegar a una audiencia más amplia y variada sin incurrir en gastos tradicionales de campaña. Su triunfo es un testimonio del poder transformador de Internet y su capacidad para alterar la dinámica política.
En resumen, el éxito de Milei sin realizar recorridos por el país es un claro y triste indicador del cambio en la política contemporánea. Internet ha demostrado ser una herramienta formidable para los charlatanes que saben cómo explotarla. La era digital ha llegado, trayendo consigo nuevas formas de "conectar" con los votantes y ganar elecciones.
Dicho esto, es digno de poner bajo la lupa a todos los gobernantes de provincias alineados al cyberlibertario.
Por @_fernandocabrera
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