En Santa Cruz, el descontento social se ha manifestado como una resistencia al poder que busca imponerse a través de la ley Bases.
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Según la teoría del panóptico de Foucault, el poder se ejerce mediante la vigilancia y el control, creando una sociedad disciplinaria donde los individuos se regulan a sí mismos por miedo a ser castigados.
En este caso, las Centrales obreras y los sindicatos actúan como agentes de resistencia, desafiando la visión del poder que intenta normalizar ciertas políticas económicas y sociales.
La jornada de protesta de hoy en Santa Cruz refleja un rechazo colectivo a la idea de que los ciudadanos deben conformarse con un sistema que limita sus derechos y su capacidad para influir en las decisiones que afectan sus vidas. La solidaridad entre los trabajadores y la comunidad es un acto de autogestión y autocensura, donde se rechaza la idea de ser observados y controlados por una autoridad centralizada.
El gobernador Vidal, al igual que cualquier líder político, debe reconocer la importancia de escuchar y responder a las voces de sus electores. La paz social no puede ser garantizada por el miedo o la obediencia, sino por el diálogo y la participación activa de todos los sectores de la sociedad.
Es hora de que Vidal despegue del sueño libertario y se sumerja en la realidad del descontento social, buscando un equilibrio entre el poder y la libertad individual que responda a las necesidades de Santa Cruz y sus habitantes.
Por @_fernandocabrera