No es posible leer una noticia así sin indignarse, es que en Santa Cruz continúa apareciendo leche en polvo vencida en dependencias sanitarias, ya el 5 de diciembre pasado trabajadores de la salud denunciaron que fueron obligados a desecharla en grandes cantidades. Desde el gobierno provincial adelantaron que junto al equipo de legales se “procederá a tomar cartas en el asunto”.
Ayer el Dr. Ariel Varela, ministro de Salud y Ambiente, llevó adelante un relevamiento de materiales e insumos junto a los trabajadores que desarrollan tareas en el depósito de la cartera sanitaria. En ese marco, se halló leche en polvo vencida entre otros elementos como así también algunas partidas de materiales que desde hace más de un año no tienen destino asignado.
Cabe destacar que la gestión sanitaria saliente a cargo del Dr. Claudio García, ya había sido denunciada una semana antes del cambio de gobierno por empleados de desechar leche en polvo, algo que por estas horas se corrobora oficialmente por las autoridades que adelantaron que iniciarían las acciones que consideren pertinentes.
Por otro lado, aunque resulta una obviedad no está de más recordar que la leche es un pilar fundamental en la dieta de las personas más allá de su edad, ya que proporciona nutrientes esenciales para el crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la salud a lo largo de toda la vida.
Sin necesidad de precisar la cantidad de kilos de leche en polvo desechados, resulta indignante que quienes tienen a su cargo la provisión de tan vital recurso para las familias en situación de vulnerabilidad por la razón que fuese no le hayan asignado destino, máxime cuando la pobreza por distintas cuestiones crece en nuestro lugar marginando a familias completas.
En ese marco, la pobreza se evalúa académicamente con una medición multidimensional basada en un enfoque de derechos: en base a la situación de los individuos en las dimensiones vivienda, hábitat y servicios básicos, educación, empleo y protección social, y acceso a la salud.
En la capital provincial, Río Gallegos el año pasado según la estadística oficial del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) se registró un 37,4% de pobreza y un 7,3% de indigencia, es decir 47.742 personas pobres, y 9.297 personas indigentes, para que quede claro en el sentido más básico y concreto de la cuestión: familias que no comen lo que sus organismos nutricionalmente requieren para desarrollarse óptimamente.
Con un panorama como el detallado, dejar vencer leche cuando el hambre dice presente en 1 de cada 3 hogares duele e indigna, los “titulares de derecho” que en el discurso no faltaron tenían sus alacenas sin la leche que el Estado debió asignarles.
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