Desde hace un tiempo, he intentado escribir una columna para "Santa Cruz nuestro lugar" sobre cómo en Río Gallegos, una ciudad marcada por el frío implacable, los perros, especialmente los callejeros, se convierten en compañeros invaluables para los transeúntes.
Esta mañana, al pasar frente a la seccional primera en Avenida Kirchner al 500, descubrí en un rincón del jardín frontal una pequeña tumba con una placa que recuerda a Jack, el perro más amistoso de la policía. Sin dudarlo, ingresé y me presenté como cronista de "Santa Cruz nuestro lugar" para entrevistar a la Cabo Primero Cecilia Zapata, quien con orgullo y tristeza me contó lo siguiente:
"Jack fue traído de la calle por una compañera. Eta la mascota de la seccional. Él salía con el personal a hacer los recorridos, siempre caminando con ellos por toda la ciudad. Para un policía, que pasa muchas horas en soledad patrullando, tener una mascota en el lugar de trabajo, que a veces se siente como un hogar, significa mucho. Ayuda a sobrellevar esta tarea de tanta entrega. El alimento se lo compraba el personal, y antes hacíamos una colecta para su medicación. Cuando murió, decidimos hacerle una tumba porque era muy entrañable, el más amigo de nuestra comisaría. Lamentablemente, estaba viejito y tenía artrosis. Después ya no se quiso levantar más, empezó a no comer ni a tomar agua, lloraba por el dolor y pronto murió. Jack llegó en 2007 y falleció en 2022. Siempre que adoptamos otras mascotas, nuestros superiores tienen buen corazón y nos lo permiten porque saben de la importancia del amor perruno."
Así, en medio del frío y la soledad de Río Gallegos, los perros callejeros como Jack se convierten en compañeros formidables, dejando una huella imborrable en aquel que transita a cualquier hora por la ciudad o pasa mucho tiempo en su trabajo, como la Cabo Zapata.
Desde una perspectiva antropológica, la compañía de los perros ha sido fundamental en la evolución de las sociedades humanas. Estos animales no solo han brindado protección y asistencia en tareas cotidianas, sino que también han desempeñado un papel crucial en el desarrollo de vínculos emocionales y sociales. En comunidades como Río Gallegos, donde el entorno puede ser hostil y solitario, los perros callejeros se transforman en figuras de apoyo emocional, facilitando la cohesión social y proporcionando un sentido de pertenencia y afecto que trasciende todas las barreras. La relación entre humanos y perros refleja una simbiosis que ha perdurado a lo largo de milenios, subrayando la importancia del amor y la lealtad en la construcción de nuestras comunidades.
De regreso a casa, no dejo de pensar en que la virtud perruna está en recordarnos permanentemente lo que es el amor. El amor incondicional, digo.
Por @_fernandocabrera
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