El avance y la integración de la inteligencia artificial (IA) en 2025 traerán consigo una serie de cambios y desafíos significativos para la sociedad. Y en "Santa Cruz nuestro lugar" te lo contamos a continuación.
En primer lugar, está la desinformación y confianza social consistente en el aumento de contenido sintético y la desinformación generada por IA que podrían erosionar aún más la confianza en las instituciones y los medios de comunicación. La capacidad de distinguir entre información veraz y falsa se volverá más difícil. Esto podría llevar a una mayor polarización social y desconfianza generalizada a nivel global.
Otra problemática que asoma por el horizonte más cercano es la transformación del trabajo; ya que será inevitable la adopción de agentes de IA para tareas específicas y la automatización en diversas industrias, cambiando así la naturaleza del trabajo. Muchas más tareas rutinarias y repetitivas serán realizadas por máquinas, lo que podría llevar a la pérdida de empleos en ciertos sectores. Sin embargo, también se crearán nuevas oportunidades laborales en áreas relacionadas con el desarrollo, mantenimiento y supervisión de estas tecnologías.
Como si no fuera poco, también hay otro fantasma de carácter social que desde la pandemia acecha las interacciones humanas: el aislamiento. Y esto se debe a la creciente dependencia de plataformas digitales y asistentes de IA que sin dudas podrían afectar el contacto humano. Niños y jóvenes, en particular, podrían experimentar mayor aislamiento social, buscando compañía en tecnologías que simulan interacciones verdaderas. De hecho, esto ya es un problema actual en tanto y en cuanto ya se registran en la comunidad mundial una disminución en las habilidades sociales y un aumento en problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
Algo digno de tener en cuenta es también la regulación y la ética en el uso de tecnologías. La sociedad deberá enfrentar preguntas sobre la privacidad, la vigilancia y el uso responsable de la IA. La creación de marcos regulatorios adecuados será crucial para garantizar que los avances tecnológicos beneficien a la sociedad en su conjunto y no solo a unos pocos.
Por esto mismo, otros factores que ya están haciendo de las suyas son la desigualdad y el acceso. En este sentido, la brecha digital podría ampliarse, ya que no todas las personas tendrán acceso igualitario a las nuevas tecnologías. Las comunidades marginadas y los países en desarrollo podrían quedarse atrás, exacerbando las desigualdades existentes. Bien sabemos que son escasos los líderes mundiales que implementan políticas inclusivas que aseguran el acceso equitativo a la tecnología y sus beneficios.
Algo que también debemos plantearnos es qué sucederá con la identidad y la autonomía, en virtud de que la capacidad de las IA para interpretar emociones humanas y realizar tareas complejas plantea preguntas sobre la dependencia en exceso de estas tecnologías. Así, la humanidad está padeciendo un desgaste severo en su sentido de independencia y capacidad de toma de decisiones.
Todos estos elementos apuntados por este humilde redactor de esta columna, nos demuestran que el 2025 es un año de grandes avances tecnológicos que, para bien y para mal, transformarán la sociedad de múltiples maneras. Así que será crucial adaptarse y encontrar un equilibrio entre el aprovechamiento tecnológico y las capacidades humanas.
Por @_fernandocabrera
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