Sé que sonaré muy determinista, pero la música que escucho siempre ha sido un reflejo de mi estado de ánimo. Es por eso que, lejos de jactarme, mi playlist de Spotify es un caleidoscopio de géneros y artistas que van desde la profundidad poética de Gabo Ferro hasta la desquiciada manija de Catriel y Paco Amoroso, pasando por la melancolía de Atahualpa Yupanqui, el R&B rioplatense de Cardelino, Nafta y Tigger Mood; y lo que nunca falta: ¡The Beatles, papá!
Y algo más: es tan significativa la música para mí como de pronto siempre lo fue la literatura. Tanto así que, como ejercicio mental, me copa imaginar qué música escucharían algunos de los autores más emblemáticos de la literatura argentina. De esta forma, se me hace muy fácil calcular lo que Alejandra Pizarnik, una poeta cuya vida y obra están signadas por el corchazo. Al conjeturar qué música de hoy podría haber resonado con ella, he creado una playlist imaginaria que calculo podría haber sido de su agrado. A continuación, la comparto con los queridos lectores de "Santa Cruz nuestro lugar":
1. *Radiohead* - "How to Disappear Completely"
2. *Portishead* - "Roads"
3. *Nick Cave and the Bad Seeds* - "Into My Arms"
4. *Sigur Rós* - "Svefn-g-englar"
5. *Mazzy Star* - "Fade Into You"
6. *The Cure*- "Pictures of You"
7. *Cocteau Twins* - "Heaven or Las Vegas"
8. *Luis Alberto Spinetta* - "Durazno Sangrando"
9. *Roxana Amed* - "La sombra de tu sombra"
¡Ojo! Esta playlist efectivamente existe y está hecha por este humilde redactor a los efectos de reflejar la sensibilidad poética de Pizarnik, dotada de una mezcla de melancolía, belleza y oscuridad.
Esta suerte de ejercicio artístico es una forma de conectar con estos autores a un nivel más personal, de entender mejor sus mundos interiores y, quizás, de encontrar un poco de consuelo en sus palabras y en la música que podría haberlos acompañado.
Desde la psicología (¡Cuándo no, Cabrera, con la bendita psicología!), está demostrado que las personas que prefieren géneros como el rock y el heavy metal tienden a ser más creativas y abiertas a nuevas experiencias, mientras que aquellos que disfrutan de la música clásica suelen ser más introvertidos y reflexivos. La música actúa como una forma de expresión emocional, permitiéndonos procesar y comunicar sentimientos que a veces son difíciles de verbalizar.
En este sentido, la música no solo refleja nuestra personalidad, sino que también puede moldearla, ayudándonos a desarrollar una mayor comprensión de nosotros mismos y de nuestras emociones.
Por @_fernandocabrera
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