Hace un tiempo, creí estar profundamente enamorado como nunca antes en la reputa vida. Sin embargo, durante una sesión con mi psicóloga, descubrí que lo que sentía no era amor, sino "disonancia cognitiva".
En principio, este hallazgo me hizo sentir una gran culpa. Pero inmediatamente mi terapeuta me explicó que la disonancia cognitiva no es algo que uno mismo crea, sino una especie de telaraña generada por ciertos perfiles psicológicos negativos.
Al comprender esto, el inmenso amor que sentía (o creí sentir) se desvaneció casi mágicamente. Tanto que al día siguiente, ya no amaba, ni odiaba, ni extrañaba.
Para que al querido lector de esta columna le sirva está experiencia, bastará con explicar que la disonancia cognitiva es un término psicológico que describe el malestar o tensión interna que experimenta una persona cuando su pareja sostiene creencias, ideas o valores contradictorios al mismo tiempo, o cuando sus comportamientos no se alinean con sus propias creencias. Este conflicto mental puede causar sentimientos de intranquilidad y tensión muchas veces confundidas con el amor.
Según mi psicóloga, ciertos tipos de perfiles psicológicos negativos pueden generar disonancia cognitiva en los demás. Estos incluyen a manipuladores, que distorsionan la realidad para su propio beneficio; a narcisistas, que tienen una visión inflada de sí mismos y buscan constantemente la admiración de los demás; a gaslighters, que manipulan a otros para que duden de su propia memoria, percepción o cordura; a controladores, que buscan dominar y manejar a los demás, imponiendo sus propias creencias y valores; y a hipócritas, que dicen una cosa pero hacen otra, creando un entorno de inconsistencia y contradicción. En este combo suele estar presente la depresión, la inestabilidad emocional; y, sobre todo, el bombardeo inicial de amor que poco a poco se desvanece. Y esto tiene un motivo: las personas generadoras de disonancia cognitiva actúan con una gran profusión afectiva inicial, dado a que en un punto saben que portan una máscara de ternura que no podrán sostenerla por mucho tiempo. En este punto, cabe observar que el que padece de disonancia cognitiva se enamora precisamente de esa máscara, es decir: de alguien que no existe).
Entender que la disonancia cognitiva puede ser inducida por otros y que no se trata necesariamente una falla personal es un paso crucial para superarla. Al identificar y alejarse de estos perfiles psicológicos negativos, es posible reducir la tensión interna y recuperar la claridad emocional.
En mi caso, reconocer que mi "amor" era en realidad una disonancia cognitiva generada por uno de estos perfiles me permitió liberarme de una carga emocional muy heavy.
En alguna sesión recuerdo haberle preguntado a mi psicóloga: "y, ¿por qué no la extraño?" Y ella me respondió: "porque te diste cuenta de que la mujer de quien te enamoraste nunca existió".
Por @_fernandocabrera
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